EL ELEFANTE NEGRO EDICIONES

CIRUELAS

Claudio Kappeller, 60 pag.

Arte de tapa: Jorge Mazzitelli


¿Será que no nos ven?


El poeta es aquella persona que siente la poesía, la reconoce y puede regresarla a la vida de la lengua. Recuerdo que escuché alguna vez que la poesía es un oficio, donde se dice la verdad, o se muere. Y aquí me encuentro, leyendo el poemario Ciruelas, e intentando revivir la experiencia poética que le dio origen, intentando adentrarme en ese ánimo que nos nutre y nos hace sentir lo mismo. Donde se dice la verdad, retumba la frase en mí, y me interroga qué es la verdad. Entonces el corazón responde que la verdad poética nace de la más profunda sinceridad que alguien pueda comprender frente al dolor y al placer de la propia vida. El oficio de poeta es decir la verdad, tan simple ¿no?

En esa tarea me encuentro, adentrándome, preguntándome cómo nació en mi ese sentimiento de nostalgia, o de ternura, quizás.

Creo intuir, me digo, creo intuir que el poeta inclinó su voluntad a comprender libre de los juicios del odio. No encuentro en estos versos rencores, y tan difícil comprender dejar a un lado el odio. Porque sin odio, la vida se hace frágil, porque el dolor asfixia, y se siente la muerte desnuda, limpia, poderosa.

El poeta de Ciruelas se torna un testigo desde la oscuridad y siente con ojos de niño, y recuerda casi inocente los cuerpos amados, el olor de la fruta, la vida de sus antepasados soy en una oscuridad nítida (…) un jardín, un aroma, uvas blancas, ciruelas, duraznos. 

El poeta sabe, reconoce el gozo que ahora llamaremos poesía, o experiencia poética, la intensidad del gozo de la infancia florecía en un aroma profundo, era preciso quedarme quieto, para disfrutarlo.

La experiencia poética se hace conciencia del gozo y entra en la memoria, luego el dolor se hace poema había una oscuridad pavorosa que nos hacía temblar (…) nadie sabía lo que sentía su cuerpo tieso, su espalda lastimada. 

Regresa el caballo cabalgando, el agua clara, la distancia del padre que nunca supo querer, pero que supo proteger el nido y hacer la casa. Dice el poeta estamos en la garganta del animal. Parece que desde allí canta, canta porque sobrevive, reconociéndose parte de la naturaleza.

La poesía es una intuición profunda que nos humaniza y pronuncia una respuesta que nos reconoce como aquello que padece. Y así se pregunta el poeta será que no nos ven

Habrá que continuar regresando a las oscuridades, habrá que continuar regresando a la sombra, para brotar como un hilito de sol. Porque el sol es fuego, y el fuego entibia. 

Habrá que comprender la enfermedad, el vicio, el abandono, hasta deshabitase. Seguir creyendo en el infinito, sentir la muerte, mirarse los pies en el rio. Presentir ese caballo que cabalga sobre el mundo y olvidar el corazón herido. Ser sólo la poesía que ilumina el corazón humano, pero no solo el propio ni el ajeno sino dar testimonio del gran corazón, el que contiene con su fuego y sabe nacer invisible, solo, inquebrantable.


ANAHÍ CAO




una duda

en mi cabeza

como luz tenue

que se aferra

o araña en el techo que

no quiere caer


tiene arbitrariamente tu nombre

pero no sos vos

es un reflejo deformado

por el sol

en el agua


una duda

como luz tenue

que no se apaga.

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